lunes, 7 de diciembre de 2020

Deuda externa; castigo al futuro

 

De acuerdo a información publicada por Suhelis Tejero Puntes; “Más de US$34,000 MM en servicios de deuda deben pagarse antes de 2030”.  La cifra total es US$34,232.5 millones, equivalente al 42.2% de lo adeudado por capital, intereses  y comisiones. Hasta el año 2060, debemos pagar US$81,4992.5.  (Diario Libre, 26 de noviembre de 2020, Pág. 15). 

 

El 31 de Octure de 2020, la deuda externa ascendía a 29,589.1 millones de dólares. La deuda pública interna era de 13,603.9 millones de dólares. Sumadas, el total de la deuda pública representa el 54.9% del Producto Interno Bruto (PIB). (Dirección General de Crédito Público; https://www.creditopublico.gob.do; en línea el 5 de diciembre de 2020). 

 

Aplicando la regla de 3, tenemos que la deuda externa representa un 37.66 del PIB.

 

En marzo del presente año, la deuda externa representaba el 28.1 del PIB, escribió Pablo García en Diario Libre:  https://www.diariolibre.com/economia/la-deuda-del-estado-dominicano-aumento-en-us-25116-millones-en-enero-EB17521216. (en línea el 5 de diciembre de 2020).

 

            El pago de la deuda pública interna no afecta los resultados del PIB. Los intereses y comisiones de la deuda externa sí afectan la distribución de los recursos generados. Para mayor comprensión sobre el particular, comparar las consecuencias personales y hogareñas de los intereses y comisiones pagados por préstamos y tarjetas de crédito, cuando el dinero adquirido en los bancos no es para invertir, o cuando la inversión resulta infructuosa.

 

            En la deuda externa y en la deuda interna, los porcentajes con relación al PIB, corresponden al PIB en un momento determinado, y a sus proyecciones. Si el PIB baja con relación a lo proyectado, como sucede este año por el COVID 19, subirá la relación de éste en el porcentaje de la deuda, y viceversa.

 

Al margen de teorizaciones sobre la deuda externa, el dinero prestado es excelente aliado político del presente. Podría decirse también que contribuye al cascareado desarrollo, lo cual puede ser cierto parcialmente. Todo depende para que se use en realidad cada deuda adquirida. Si es para inversión, para gasto, o para alimentar las arcas de los funcionarios.

 

En cualquier renglón que se utilicen, los préstamos adquiridos en el presente, serán una presión para el futuro, de la misma manera que hoy se recibe la  presión por préstamos pasados. Para los gobiernos de turno, acudir a esta posibilidad, a veces de forma irresponsable y alegre, es una manera de aumentar la capacidad de acción económica. Consecuencialmente, reducir presiones, y crear espectativas de un progreso exagerado. 

 

Intentar cumplir los compromisos económicos del Estado sin deuda es ilusorio. Pero acudir de manera alegre a este mecanismo, es irresponsabilidad. De ahí la necesidad imperativa, de que los préstamos internacionales formen parte de una estrategia nacional. 

 

Múltiples argumentos servirían para justificar un endeudamiento irresponsable. Nunca se dice, entre las motivaciones del endeudamiento, qué por ciento de moneda extranjera alimentará las arcas de funcionarios. Podría ser buen ejercicio, dividir los miles de millones que se atribuyen a los acusados de corrupción entre la prima del dólar, y comparar la cantidad con los préstamos adquiridos por Danilo Medina.

 

El Estado dominicano necesita un replanteamiento del endeudamiento, sobre todo externo. Necesita priorizar los gastos, y aprovechar mejor los recursos internos. Necesita, en los montos de deudas para inversión, determinar la forma en la cual la inversión de que se trate, aportará los recursos para su propio pago. En este tenor, no hablamos de los recursos utilizados en educación. 

 

La educación por sí misma, reembolsará su inversión a la sociedad, de manera multiplicada. Esto, si es de suficiente calidad. O sea, si el atual modelo se adecúa a las demandas de eficiencia requeridas. 

 

El tema educativo, como gasto o como inversión, requiere un anñalisis particular. 

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